Volver
- David Felipe Arévalo
- 4 abr 2020
- 3 Min. de lectura

Dicen que todo tiempo pasado en realidad fue mejor; seguramente.
No sabemos qué significa futuro y en qué momento se convierte en presente. Ahí nos detenemos a ver y, ya es pasado.
¿Cuándo imaginaste que ibas a extrañar ir a la tienda para hacer el mandado a tus padres?
¿Pensaste en que llegarías a extrañar a esas personas que te cruzabas a diario?
Infortunadamente hoy nos toca valorar la ausencia y no la presencia.
¿Cuánto darías por volver a ver a ese profesor que te caía mal o que era aburrido? Créeme, sé que mucho.
¿O volver a ver a tus compañero de clase o de trabajo? Limar asperezas y seguir.
Yo extraño el tedio de tener que salir a tomar el bus, el alimentador o el TransMilenio en plena hora pico, con buses atestados y aglomerados.
¿Quién, aunque fuera un poco, no necesita al menos algo de contacto social, visual, corporal o mental?
¿En qué momento imaginaste que lo que siempre fue sinónimo de libertad ahora sería prohibido?
Abrazar y besar, los más humano, nos ha sido arrebatado.
Dime, ¿cuál es tu calle favorita? ¿Qué tanto extrañas transitar por ella?
¿Supiste que sería la última vez que lo harías hace unas semanas?
¿Alguna vez te detuviste en medio de la nada, rodeado de gente, miraste al cielo, suspiraste y proclamaste; amo esto?
Pero dime, qué es peor que extrañar a esos seres queridos que ahora están lejos.
¿Abrazaste con amor y entusiasmo a tus padres la última vez? ¿Fuiste benévolo con ellos?
¿Y con tus hermanos?
¿Y con tus abuelos?
¿Y con el amor? ¿No te duele estar lejos de esa persona que amas con tu alma? ¿No quisieras romper las reglas y salir corriendo hacia sus brazos?
¿Besarla o besarlo, sentirla o sentirlo, acariciarla o acariciarlo y hacerle el amor?
¿Y si la muerte te atrapa y no alcanzas a hacer lo que siempre quisiste?
¿Y si te trancó el miedo, la angustia, el temor y simplemente lo dejaste pasar?
¿Y si te das cuenta que ahora es demasiado tarde para hacer lo que te faltó hacer?
¿Y si el tiempo que tuviste libre no lo aprovechaste bien?
¿Qué harías?
¿O, si por el contrario, estás satisfecho con lo que hiciste hasta ahora?
Pero, ¿qué me dirías si aún tuvieras, por azares de la vida, la última oportunidad de hacerlo bien y diferente esta vez?
¿Acaso no te llenarías de valor y saldrías a hacer todo eso que falta por pasar?
¿Dejarías de pedirle a otros que lo hicieran por ti? ¿Y si dejas de pensar así y haces que suceda gracias a ti?
¿Y si mejor viajamos en el tiempo y volvemos a ser unos niños?
Unos niños, como cuando no teníamos mayores preocupaciones que hacer las tareas del colegio. Cuando llegábamos a casa a ver caricaturas o muñecos animados en la televisión.
¿Por qué cambió tanto tan rápido?
¿Desearías volver a la etapa más serena, tranquila y feliz de tu vida?
Aunque no lo creas, la viviste y no eras consciente. No lo sabías.
El mundo cambió, cambia y cambiará. Habrá momentos felices y tristes, de altos y bajos, cargados de alegría y melancolía, pero sobre todo, de vida y muerte.
No todos, pero sí la inmensa mayoría seremos otros una vez que todo esto acabe. Para bien. Valoraremos cada relación de amistad y familiaridad. La posibilidad de despertar sanos y salir a caminar para cumplir con nuestros deberes, de volver a casa, de tener un plato de comida, de, al menos, caminar por donde nos gusta, de ver el atardecer, respirarlo, plasmarlo, retratarlo, sentirlo, vivirlo.
Cuando todo pase, sal y haz lo que siempre quisiste, quizá sea la última oportunidad que la vida te brinde.
Comments